Orgullosos vociferaban al unísono y a los cuatro vientos; ¡Cuidaremos el legado de AMLO!, tanto, Alcalde y Andy arengaban a los presentes en el Congreso Nacional Extraordinario de Morena, convencidos de su misión para los próximos seis años, luego de que la primera mujer presidenta recibirá un país en añicos.
El establecimiento de la hegemonía morenista para los próximos años, es un símil de lo que ocurrió con el PRI en el siglo XX, al gobernar el país por más de siete décadas en un régimen calificado por el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, como la dictadura perfecta.
En este sentido, el obradorato hace bien en sentirse complacidos por mantener el poder para los próximos seis años con Claudia Sheinbaum como Jefa del Ejecutivo Federal, aunque en la realidad no sabemos en qué momento romperá en cordón umbilical con su antecesor.
Este es el legado de AMLO, el establecer las condiciones hegemónicas para que el grupo en el poder que él comanda se mantenga, porque no hay otra razón para sentirse con cierto orgullo, toda vez que los principales indicadores en materia económica, seguridad pública, salud, educación, soberanía energética y alimentaria, sustentabilidad, combate a la pobreza y en otros tantos rubros, fue un total fracaso y que, por lo tanto, su sucesora padecerá en carne propia al constatar la fragilidad de las finanzas públicas que se encuentran comprometidas por el poco margen que tiene el gobierno para solventar sus gastos, ya que estos superan por mucho, los ingresos propios que genera, de allí, se explica la razón fundamental del endeudamiento inédito que se dio en la administración del tabasqueño; y segundo, el riesgo de que la ingobernabilidad rebase a los gobernadores estatales por el avance del crimen organizado y la marginación de la población.
Obrador endeudó a las próximas generaciones en la misma proporción que lo hicieron juntos, Fox, Calderón y Peña Nieto. La deuda pública contratada por el tabasqueño en su sexenio fue de 6.6 billones de pesos.
Al cierre del primer trimestre de 2024, la deuda neta de México alcanzó los 15.43 billones de pesos, equivalente a 45.5% del Producto Interno Bruto, es decir, de acuerdo a las cifras de la propia SHCP, AMLO concluirá con el nivel de endeudamiento más alto del siglo XXI.
Pero, eso no es todo, sino el costo de la deuda, está en rangos de los más caros del mundo. De hecho, la mayor parte que se paga en torno a la deuda, son los intereses.
Las calificadoras internacionales están a un tris de degradar la deuda mexicana a bonos basura.
La oportunidad que brindó el nearchoring, tan solo fue un espejismo por el mal gobierno de AMLO, ya que en lugar de establecer reglas claras para la instalación de empresas e inversiones extranjeras en territorio nacional, las ahuyentó con todo tipo de medidas propias de una dictadura, en donde el respeto del estado de derecho y la división de poderes brillan por su ausencia, verbigracia, la reforma judicial.
Cómo le va hacer Claudia Sheinbaum para, por ejemplo, seguir fondeando los programas de asistencia social que le heredó su mentor, si crecen de forma exponencial, mientras que los ingresos del Estado se han estancado.
Tendrán que contratar más deuda pública o impulsar una reforma fiscal que le cargue más la mano a los contribuyentes cautivos, porque ni modo que cancele los programas sociales o dejar de pegar pensiones o deuda.
Las mentiras en torno de que “vamos muy bien” estallarán en pleno rostro de la presidenta, que tendrá que meter cirugía mayor a las finanzas públicas, so pena de que comprometer su gestión.
Este es el real legado de AMLO, la precariedad de las finanzas pública, ingobernabilidad en diversas regiones del país y mayor pobreza y marginación.
Una cosa fue el México mágico e irreal que dibujó AMLO todas las mañanas, merced a una ilimitada retahíla de mentiras o en el mejor de los casos medias verdades; Y otra muy diferente el país que Sheinbaum recibirá a partir del próximo martes 1 de octubre.
De ese legado están orgullosos los morenistas o de que seguirán mamando del presupuesto por los próximos seis años, bueno y eso quien sabe, por el candado perverso que dejó AMLO, en torno a la revocación de mandato.
Me llamó la atención que en el Congreso Extraordinario de Morena había más caras de ex priistas, perredistas e incluso ex panistas, que nuevos cuadros de políticos del morenismo.
La realidad es que el hibrido en el que se ha convertido Morena, da pena ajena con tránsfugas de todos los partidos políticos, quienes al unísono gritan “es un honor estar con López Obrador”