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Desde San Lázaro. Riquelme y Del Mazo para dirigir el PRI. Por: Alejo Sánchez Cano Destacado

09 Jun 2023
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Desde San Lázaro. Riquelme y Del Mazo para dirigir el PRI. Por: Alejo Sánchez Cano Imagen tomada de: https://twitter.com/PRI_Nacional

Son más fuertes el PRI mexiquense y coahuilense de Alfredo del Mazo y de Miguel Ángel Riquelme, que lo que queda del tricolor a nivel nacional comandado por Alejandro Moreno, alías Alito, y ello, de suyo, le abre una oportunidad a la militancia que todavía trae en su sangre el ADN de este partido para salvarlo del fracaso y encaminarlo hacia las elecciones del próximo año.

Los resultados electorales del pasado domingo en el Estado de México y en Coahuila revelaron  que el Revolucionario Institucional captó una votación de 1 millón 748,271 votos para apoyar a Alejandra del Moral y 741,791 votos para  Manolo Jiménez, quien a la postre arrasó junto con los candidatos del PAN  Y PRD al Congreso Local, en donde se llevaron “carro completo” al ganar los 16 distritos que estaban en disputa.

Estos resultados hablan, por un lado de que el PRI está vivo en esas dos entidades aunque haya perdido en Edomex y por otro,  el mérito de la victoria en Coahuila se debió a dos grandes priistas, el actual gobernador Miguel Ángel Riquelme y Manolo Jiménez, candidato ganador, por lo que de forma natural y ante el halo de derrota que arrastra el PRI desde que lo dirige Alejandro Moreno, se coloca a Riquelme en la antesala para dirigir a ese partido político.

Desde que llegó Alito  a la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional,  han perdido todas las elecciones para gobernador a excepción de Durango y aun así se mantiene en el cargo con el deseo de buscar la candidatura de su partido para competir por la presidencia de la República. Vaya cinismo del campechano.

Lleva 12 gubernaturas perdidas con la del Estado de México de 14 en las que ha participado y como quedó demostrado en esta entidad su apoyo a la candidata del PRI, PAN y PRD, fue marginal, toda vez que en lugar de convertirse en un activo en la campaña de Del Moral, “fue un lastre que era preferible mejor que se alejará para no estorbar”.

Luego de la pérdida de su principal bastión del priismo, el Estado de México, Alito culpó al mandatario mexiquense de la derrota, cuando no aportó absolutamente nada a la causa, ni recursos económicos, ni participó activamente en actos proselitistas  y menos se le vio en algún recorrido por alguno de los 125 municipios que conforman el territorio mexiquense.

De hecho, en reciente entrevista a Alfredo del Mazo y ante la andanada de culpas que le indilgó Alito por la derrota en la elección, se fue con todo contra el campechano al llamarlo ingrato, falso y mentiroso, además de negar las acusaciones de que haya entregado  la gubernatura: “ En ningún momento me prestaría a dar entrada a una opción de entregar la administración del estado,  por el respeto a mi familia, al PRI y por supuesto a la militancia tricolor y a los mexiquenses.

En tanto, en Coahuila, la excelente gestión de Miguel Ángel Riquelme lo colocó entre los cinco mejores gobernadores del país durante los últimos cinco años, al tiempo de granjearle el respeto y reconocimiento de propios y extraños.

Esta entidad no se ha contaminado y podrido por lo que ocurre en los estados vecinos en el tema de la inseguridad pública, al contrario el blindaje diseñado por su gobernador ha permitido que los grupos criminales que dominan la frontera norte se alejen de ella.

La policía estatal y municipal goza de prestigio por la capacitación que han recibido y el compromiso que tienen en favor de velar por la seguridad de los coahuilenses.

Este es un hecho incontrovertible, además de que Saltillo es la tercera ciudad más segura del territorio nacional y hay que recordar que está ciudad fue gobernada por Manolo Jiménez.

No solo es la seguridad pública, sino el desarrollo económico y social que ha permitido mejorar la calidad de vida en ese estado.

Estas cartas credenciales de Riquelme lo colocan como un candidato natural para recibir las cenizas del PRI nacional, luego de que el “Nerón priista” que despacha en estos momentos en la sede tricolor de Insurgentes Norte, se vaya, ya porque se termina su gestión o porque la militancia le dé una patada en salva sea la parte.

El actual Comité Ejecutivo Nacional se conforma por puros incondicionales de Alito y salvo algunas honrosas excepciones, todos son cómplices y corresponsables del desastre por el que atraviesa ese partido y que, si no fuera por los priistas del Estado de México y de Coahuila, en estos momentos estaríamos hablando de la pérdida de su registro en varias entidades del país.

Alejandro Moreno lleva al PRI hacia su extinción y aunque ahora se ampara en los votos conseguidos en las elecciones del pasado domingo, lo cierto es que se ha convertido en un lastre para los tricolores y para sus aliados del PAN y del PRD.

La elección en Coahuila no solo colocó a un candidato priista en la palestra de los gobernadores electos, sino que puso a su mandatario saliente en la antesala de la dirigencia del priismo nacional.
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El apunte del director

  • Octubre, 2025 

    Fundada preocupación existe en Palacio Nacional ante las señales ominosas que están ocurriendo en la capital del país por la violencia que ocurre en el bachillerato, en particular en los CCH y Preparatorias y por supuesto en el nivel superior de la UNAM, además de que el IPN vive en su dinámica social muy particular un caldo de cultivo para generar violencia.

    Las llamadas anónimas sobre la existencia de artefactos explosivos en diversos campus de la Casa Magna de Estudios y los grupos violentos que mancharon la marcha conmemorativa del 2 de octubre, ante la pasividad y complacencia de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la CMDX, son alertas que  vislumbran la gestación de una eventual estrategia de desestabilización con miras al mundial de futbol a celebrarse el próximo año en tres países, México, Estados Unidos y Canadá, en donde la inauguración será en la Ciudad de México, además de la celebración de otros cuatro partidos de ese deporte.

    El gobierno de la presidenta Sheinbaum no solo debe estar preocupada y ocupada ante la incapacidad de Clara Brugada por gobernar la metrópoli, sino, por esos atisbos de violencia que se dejan ver en varios campus universitarios y de bachillerato que parecieran ser hechos aislados, pero que en realidad son actos   articulados por alguien que actúa bajo la consigna del terrorismo para la desestabilización social.

    Las áreas de inteligencia del gobierno deben tener en estos momentos información  suficiente sobre la mano que mece la cuna en torno a estos últimos sucesos que han ocurrido en la capital del país, como por ejemplo, la infiltración del bloque negro en la manifestación que ocurrió el martes en apoyo a Palestina, en donde pretendían replicar la violencia del 2 de octubre, sin embargo, la policía capitalina los puso en orden y ello no significó que el gobierno fuera represivo, sino tan solo garante de la seguridad y el respeto al estado de derecho.

    El gobierno federal como el de la capital, deben estar muy atentos para medir el pulso social que prevalece entre los mexicanos, por lo que la presidenta Sheinbaum debe evitar seguir incendiando la pradera con discursos de odio que fomentan la polarización entre los mexicanos.

    Más allá de las expresiones psicológicas y de exclusión que permean en la juventud que da pie a manifestaciones sociales de pertenencia a determinado grupo con rasgos de personalidad muy parecidos como los “Incels”, diremos que las autoridades de la UNAM y del gobierno capitalino enfrentan altos  niveles de violencia entre los estudiantes   que de no atenderse con prontitud y atingencia, podría ser justo el caldo de cultivo para escalar el conflicto a niveles insospechados y que se tienen muy presente con el movimiento del 1968.

    Como mera especulación surge la interrogante, ¿quién podría estar interesado en desestabilizar a México? y cuya respuesta en automático podría ser el mismo crimen organizado, quien, afectado en sus intereses, aplica una contra ofensiva contra la estrategia de seguridad de la presidenta Sheinbaum y operada por Omar García Garfuch.

    Mientras no se deslinden responsabilidades y se esclarezca el móvil y los autores intelectuales de los asesinatos de los dos colaborados más cercanos de Clara Brugada, se tejen todo tipo de especulaciones.

    Las autoridades universitarias y capitalinas están rebasadas ante el fenómeno de la violencia, por lo que deben aplicarse para atender esta problemática que ya causó pérdidas humanas y que, de seguir así, estaríamos lamentando otras tantas.

    La niñez y la Juventud está expuestas ante toda clase de peligros y más ahora con la irrupción de drogas sintéticas muy adictivas y a la mano de todos y si a ello le agregamos el ambiente violento que se vive en la calle y en las escuelas, además de la presencia del crimen organizado y otros grupos de enorme poder económico que los acechan, pues en menudo lio está el país.    

    El gobierno capitalino enfrenta un problema de autoridad ante los actos violentos registrados en marchas y manifestaciones, al tiempo de que se normalizan las agresiones contra la policía.

    Los hechos violentos ocurridos en la Ciudad de México han puesto en evidencia la escasa preparación que tuvieron las fuerzas del orden para preservar la seguridad al carecer de órdenes claras de operación, esquemas de maniobra definidos y equipos especializados para extraer a quienes generen violencia durante las protestas.

    Los protocolos de actuación de la policía y de las autoridades capitalinas como Cesar Cravioto, secretario general de gobierno, encueraron la incapacidad para atender la violencia y los actos vandálicos que se dan en este tipo de movilizaciones al amparo y cobijo del cúmulo de participantes.