Si como afirma Santiago Nieto Castillo, fiscal destituido de la FEPADE, en la entrevista que dio al diario Reforma nunca dijo que fue amenazado por el ex director de PEMEX, Emilio Lozoya, en la carta que éste último le envió, pues cuanta más razón debe estar fuera de la fiscalía por el lio en que ha metido a las instituciones a partir de una nota no aclarada a tiempo.
Ha pasado más de una semana de la publicación y es hasta ahora cuando Nieto Castillo ha salido a la opinión pública a aclarar la difusión de una entrevista donde, dice, que le pusieron palabras que él no pronunció y sin embargo eso fue uno de las motivaciones, tal vez la principal, para que el titular de la PGR tomara la decisión de cesarlo de manera fulminante en sus funciones.
Después de lo que ha pasado, es de imaginarnos la tardanza con que actuó en los asuntos de la competencia de la FEPADE, pues aunque en este caso no sería la primera vez que se va de la lengua, hoy estuvieron casi cinco días en el ambiente mediático sus declaraciones y al parecer, si no lo dijo, estuvo muy a gusto con lo publicado o de plano gozó de sus cinco minutos de fama pues su gris gestión no le daba ni siquiera para una línea en las páginas de algún diario y menos para ser nota principal de algún espacio informativo electrónico o digital.
Es una pena la actuación tardía de Santiago Nieto, y por ese simple hecho hasta pena le debería de dar andar mendigando un cargo público que ni lo supo honrar ni dio el ancho.
En este intríngulis jurídico, donde se cuestiona si el titular de la PGR, encargado del despacho, Alberto Elías Beltrán, tenía o no facultades para destituir al fiscal especializado para la atención de los delitos electorales; donde se ignora a ciencia cierta si Nieto Castillo violó los códigos de ética de los servidores públicos; dónde los partidos políticos de oposición al gobierno han llevado el asunto a los pasillos de la política; donde se defiende la autonomía y al mismo tiempo se ponen ojos cerrados y oídos sordos a una falta en el nuevo sistema penal acusatorio; donde se deja en entredicho el debido proceso y la presunción de cualquier acusado, en medio de todo eso, hay un funcionario que su nombre está en los principales espacios informativos y no por sus logros sino por su incompetencia como servidor público.
Es una lástima que los grupos parlamentarios del Congreso de la Unión, los partidos políticos, la opinión pública, y todos en general, estemos detraídos en este asunto en que por supuesto lo han aprovechado muy bien quienes en el terreno político buscan una ventaja de tipo electoral y así, mientras hay quienes llevan agua a su molino con este tema, mientras esos sucede, el señor Nieto Catillo de seguro se muere de risa y con toda su incompetencia se frota las manos para seguir devengando un salario que no merece como tampoco los ciudadanos merecemos un fiscal electoral mentiroso, lento en su actuar y nada confiable en el terreno legal. Pero eso es lo que hay y eso lo que defienden en lo político los antisistema de siempre.