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Arctic Monkeys: ¿los gurús de la música digital?

23 Mar 2019
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En 2002 la humanidad seguía con vida pese a las voces apocalípticas que dos años antes habían pronosticado el fin del mundo. Lo que sí estaba llegando a su final era una época de la industria musical y del entretenimiento en general.

Entre los causantes estaban cuatro chicos de clase obrera de Sheffield, Inglaterra, que se hacían llamar los Arctic Monkeys, y que hoy la prensa internacional considera los salvadores del rock.

Por primera vez desde su aparición a finales de los 80, el mercado del CD registraba una caída de 5.1 por ciento, según un informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica publicado ese año. No eran buenos números para una maquinaria que aún se regía bajo las viejas reglas de las regalías, que dejaban a las disqueras con la rebanada más grande del pastel.

Enclavados en su pequeño universo de rebeldía adolescente y nostalgia por el pasado, Alex Turner, Jamie Cook, Andy Nicholson —quien después sería sustituido por Nick O’Malley— y Matt Helders eran amantes del disco físico, fans del rock oldie, la primera ola punk y curiosos del rap norteamericano, según consta en el libro Arctic Monkeys: Whatever People Say They Are... That’s What They’re Not (2013), de Ben Osbourne.

Poco sabían esos muchachos de Napster, Ares y MySpace, las tres plataformas digitales en las que se podía descargar e intercambiar música de forma gratuita. Una especie de Spotify, pero sin mensualidad ni comerciales.

Si la incipiente banda tenía un ejemplo a seguir, ese era The Strokes, el grupo estadounidense del momento que había irrumpido un año antes en la escena internacional con su crudo rock de garaje y su look de Ramones del nuevo milenio.

En el Reino Unido, el britpop aún burbujeaba, y la industria estaba cautivada entre dos extremos opuestos: la nueva sofisticación electrónica de Radiohead tras el lanzamiento del Kid A (2000) y el éxito de Coldplay, que con su pop pegajoso había logrado vender 13 millones de copias de A Rush Of Blood To The Head (2002).

No había lugar para una banda que quisiera revivir las viejas glorias del cuatro por cuatro o la sencillez del punk.

Sheffield tenía por entonces la fama de ser la cuna de propuestas tan dispares como Def Leppard, The Human League, Pulp y Joe Cocker. Los Arctic aprovecharon la apertura musical de su ciudad y tocaron en cuanto lugar pudieron. Sin paga. Además, acudieron a un estudio improvisado para grabar —en malísima calidad— un disco que titularon Beneath The Boardwalk, en honor al Boardwalk, el club nocturno más grande en el que habían actuado.

Fama inesperada

La eureka provino de un amigo de la banda cuya identidad se desconoce. A él fue a quien se le ocurrió quemar el álbum en una computadora, convertir las canciones en formato MP3, hacer decenas de copias y distribuirlas en los autobuses que salían de Sheffield hacia distintas ciudades del Reino Unido.

“No nos molestaba regalarlos porque no habíamos hecho esas grabaciones para ganar dinero. Y eso hacía mejores las tocadas porque la gente se sabía las letras”, dijo Turner a Prefix Magazine en 2007.

Para 2004, los Arctic abarrotaban escenarios, pero ninguno se lo tomaba en serio. Los cuatro han admitido públicamente que en sus inicios sólo se consideraban una pandilla de jóvenes que causaban problemas para desaburrirse.

“Era mejor tocar la batería que servir cervezas en el bar”, declaró el baterista Matt Helders en 2006. Ni siquiera Turner —que repartía su tiempo entre atender mesas y estudiar sicología— estaba seguro de su talento. Era tan tímido que en un principio sólo tocaba la guitarra y dejaba que sus letras fueran cantadas por su amigo Glyn Jones.

Esa vocación lúdica sin pretensiones comerciales los llevó a componer en 2005 I Bet You Look Good on the Dance Floor, su primer éxito, una canción sencilla, rápida y estridente que habla sobre un chico tímido y torpe que se enamora de una chica que baila al ritmo del electropop.

“En el momento en que la prensa los descubrió, los fanáticos ya estaban dos pasos adelante, intercambiando canciones en MySpace y chismeando sobre la banda en Messenger. Los Arctic decepcionaron a las grandes disqueras cuando éstas se enteraron de que el grupo ya había firmado con el sello independiente Domino”, cuenta Laura Snapes en How Arctic Monkeys’ debut single changed the music industry, artículo publicado en The Guardian en 2015.

Los Arctic se enteraron que eran todo un fenómeno digital cuando el periodista Dave Park los entrevistó en 2006, poco después de haber lanzado Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, el tercer álbum debut más vendido en la historia del Reino Unido. En aquella charla, Park les comentó que eran muy populares en MySpace. “Nosotros ni siquiera sabemos qué es eso”, respondió Turner.

Para cuando fueron invitados a su primer Reading Festival, en 2005, no fue necesario hacer promoción. Cuatro mil personas abarrotaron el escenario en pocos minutos. Turner se erigía como la nueva cara del rock indie, con sus amplios jeans azul cielo, su rostro con acné y sus playeras a rayas, que lo hacían parecer más un estudiante de excelencia de ciencias de la computación que el frontman de una banda de rock.

De pronto, medios como NME o Rolling Stone los bautizaron como los gurús de la música digital, categoría que ellos rechazaron e incluso bromearon sobre los problemas que tenían para prender una computadora.

Turner aún tiene alergia al mundo cibernético. No tiene Twitter, Facebook ni Instagram. El último disco de la banda, Tranquility Base Hotel & Casino (2018), es un trabajo electro acústico en el que se cuestiona, entre otras cosas, el progreso tecnológico de la humanidad.

Durante la ceremonia de los BRIT Awards de 2014 —en la que el R&B y el hip hop se llevaron casi todos los galardones— Turner dijo: “El rock simplemente no desaparecerá. Podrá hibernar de vez en cuando, hundirse nuevamente en el pantano, como tantas veces lo ha hecho, pero siempre está esperando allí, a la vuelta de la esquina, listo para regresar a través de los lodos”.

Al día siguiente, al más puro estilo del Tío Sam, NME publicó una portada dirigida al grupo: Rock and Roll Needs You.

Y es que en tiempos en los que ya ni siquiera Roger Daltrey o Robert Plant creen en el poder del rock, los Arctic aún se juegan todas sus cartas por la transgresión del sudor y la guitarra.

 

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.