La marcha del 2 de octubre en la capital del país puso en evidencia, una vez más, que la gobernabilidad de la CDMX pende de alfileres toda vez que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada carece de la sensibilidad política y de los sistemas de inteligencia adecuados para detectar y enfrentar movilizaciones violentas, al tiempo de soslayar los ataques del crimen organizado contra funcionarios públicos y por supuesto contra la ciudadanía.
La consigna de los transgresores de leyes que violentaron las marcha del 2 de octubre era madrear a los policías y a quien se les pusiera enfrente, además de saquear comercios y joyerías, sabedores de que esa tarde-noche, los cuerpos policiacos estuvieron maniatados por órdenes superiores que ordenaron tajantemente no responder a las agresiones, no obstante que estas pusieran en riesgo sus vidas, tal como ocurrió con un centenar de lesionados, entre ellos, 16 policías que se encuentran al momento hospitalizados y en cuidados intensivos.
Clara Brugada no tiene la capacidad para gobernar la metrópoli, en virtud de que diversos sucesos la han rebasado como el asesinato de sus dos colaboradores más cercanos, lo que implica que el crimen organizado mantiene el control en buena parte del territorio capitalino.
El percance mortal de la pipa en Iztapalapa en otra ominosa señal de como la autoridad es laxa en eso de establecer controles en la circulación de unidades móviles que son una bomba de tiempo.
El gobierno capitalino no está preparado para enfrentar temas de emergencia o de violencia y menos detectar con anticipación conflictos potenciales que atentan contra la paz social y la misma gobernabilidad.
La manga ancha que tiene Clara Brugada ante movilizaciones dizque estudiantiles que han destrozado, por ejemplo, a instalaciones de la UNAM tiene más que preocupada a la presidenta Claudia Sheinbaum, por lo que ya conformó una comisión de trabajo presidida por Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación y Omar García Harfuch, titular de la SSC y Alejandro Gertz Manero, Fiscal General, para evitar que sucesos violentos como el del 2 de octubre no vuelvan a ocurrir en el futuro, además de realizar las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades de la propia Jefa de Gobierno capitalino y de diversos liderazgos de Morena en la capital del país.
Las imágenes de los actos vandálicos en la Ciudad de México en donde se aprecian elementos policiacos ardiendo en llamas o el derribo de cortinas para saquear joyerías y otros establecimientos, aparecieron en los principales diarios del mundo y ello en la víspera de la inauguración del mundial de futbol que se celebrará en la capital del país dentro de 10 meses, con lo que surge la real preocupación de si México está preparado para organizar este tipo de eventos que congregan a millones de aficionados con una cobertura mundial en los medios de comunicación.
De hecho, el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha declarado en más de una ocasión, que le gustaría que el partido inaugural fuera en ese país y no en el estadio Azteca por el riesgo que representa para la seguridad de los asistentes.
El haber subestimado al grupo de criminales que esbozados y con la consigna de sembrar el caos, marcharon el 2 de octubre, infiltrados en la marcha conmemorativa por los funestos acontecimientos ocurridos el 2 de octubre de 1968, conlleva una grave responsabilidad de la Jefa de Gobierno y de su secretario de Gobierno, Cesar Cravioto, por mandar a la guerra y sin fusil a 500 elementos para resguardar el orden, cuando en un partido de futbol de fin de semana comisionan alrededor de tres mil policías.
Dicen ellos que no son un gobierno represor por ello a los grupos que son afines a la 4T los dejan realizar actos vandálicos, pero que no se trate de movilizaciones opositores al régimen, porque allí si mandan toda la caballería para apaciguar a los revoltosos, como a los padres de niños con cáncer, las madres de desaparecidos o el movimiento feminista.
Hay que decirlo con todas sus letras, una cosa es evitar provocaciones que puedan desencadenar conflictos mayores y otra, resguardar a la ciudadanía y su patrimonio de actos criminales que, incluso, atentan contra su vida.
Resulta absurdo, por decir lo menos, que luego de las imágenes que registraron los rostros de los delincuentes que prendieron fuego a policías y agredieron a reporteros y encargados de establecimientos comerciales, solo hayan detenido a una persona.
