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De cinco estrellas. En Bellas Artes: la cochinilla, humilde insecto ligado a los poderes político y religioso y la realeza. Por Victoria González Prado

08 Dic 2017
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El esplendoroso color púrpura, emblemático del poder político y religioso, que lucían los señores de la Gran Tenochtitlan, los mantos de la realeza europea y aun lienzos de varios maestros de la pintura, es el ácido carmínico que proviene, como se sabe, de la cochinilla hembra (Dactylopius coccis), conocida también como grana cochinilla, y de otros insectos en menor cuantía.

Del tema nos informa ampliamente el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) con la exposición “Rojo mexicano. La cochinilla en el arte”, que abrió en el Museo del Palacio de Bellas Artes el pasado 10 de noviembre. Fue planeada durante el coloquio internacional “Rojo Mexicano” realizado aquí en el año 2014, con participación de especialistas de museos de varios países.

Los reporteros de la “fuente” la visitamos, en exclusiva, invitados por la Secretaría de Turismo federal (Sectur). Nos guiaba Paula Arredondo, quien nos comentó que del 10 de noviembre a la fecha, la muestra ha sido visitada por 50 mil personas.

Durante más de 300 años, desde mediados del siglo XVI hasta los del XIX, la cochinilla, humilde insecto que abunda en Oaxaca --incluso en la costa— y Tlaxcala, se llevaba a Veracruz para enviarlo a Sevilla. Fue el producto de exportación más importante del país después de la plata. Durante mucho tiempo los españoles mantuvieron en secreto, como privilegio para la corona española, el origen del pigmento, que en España se vendía como carmín de las Indias, recordó Paula.

Se explica que la grana cochinilla es originaria de México, pero la hay en Ecuador, Perú y Bolivia. Su cuerpo es blando, semi ovalado, color morado y apariencia anillada. Se encuentra principalmente sobre la penca y los frutos del nopal. Ahí se alimenta de la savia, se desarrolla y reproduce.

La deposición de Cristo, Jacopo Robusti, Tintoretto, Italia. Virgen de Guadalupe, segunda mitad del siglo XVIII, Cristóbal de Villalpando, México.

El colorante que se le extrae es de intensas tonalidades que van del púrpura al naranja, era conocido por los aztecas desde tiempos remotos antes de la llegada de los españoles a América, y durante la Colonia lo llevaron a España, desde donde se popularizó en otros países de Europa.

El tinte fue muy codiciado entre los artistas europeos de la época; incluso en una caja de pigmentos de William Turner se encontró un frasco de este rojo mexicano, nos dijo Paula. En la muestra se informa que fue empleado por innumerables artistas mexicanos, españoles, ingleses, franceses y holandeses e incluso llegó a Japón. Entre finales del siglo XVI y finales del XIX lo utilizaron Velázquez, Zurbaran, Tintoretto, Van Dyck, Tiziano, Rubens, Delacroix, Renoir, Cezanne, Van Gogh y Gauguin, entre otros hoy clásicos. Cautivó particularmente a pintores españoles, como el Greco (“Cabeza de Cristo”, 1600) y Velázquez (“Retrato del Arzobispo Fernando de Valdés”, 1645).

Retrato del arzobispo Fernando de Valdés, Diego Velázquez, España. Mujeres de Argel en interior, Eugène Delacroix, Francia.

Fue sólo cuestión de tiempo para que otros maestros como Rubens (“Isabella Brandt”, 1610) o Van Dyck (“Retrato del príncipe Charles Louis”, 1637) cayeran igualmente rendidos. Vincent Van Gogh fue quien más exploró sus propiedades en su análisis del color. En la expo se exhibe una de las tres pinturas conocidas como “La recámara de Van Gogh en Arlés”, que el artista pintó en esa ciudad casi al final de su vida. En puertas y ventanas en ese lienzo se aprecia cómo el tinte de cochinilla contrasta con el amarillo de los muebles. La recámara fue reproducida físicamente y los visitantes pueden retratarse en sus muebles.

En la muestra, que cerrará el 4 de febrero, se exhiben 70 obras pictóricas: 49 son parte de 16 colecciones nacionales, y 21 de 11 extranjeras. Su principal objetivo es resaltar la importancia de este insecto milenario que de México se esparció por el mundo.

Lo primero que observamos en la exposición fue el mapa de la ciudad de México en 1737, en el que el centro de la urbe, exclusivamente, está pintado con dicho pigmento. Por cierto, para emplearlo en pinturas al óleo o acuarela el ácido carmínico tiene procesos específicos: para el primero se mezcla con aceite de linaza, y para acuarela con goma arábiga luego de quitarle la materia orgánica.

La recámara de Van Gogh en Arlés, Vincent van Gogjh, Países Bajos. Buenos días señor Gauguin, Paul Gauguin, Francia. Vista de Benten en Nakanashima en la laguna de Shinabazu, parque de Uena. Utagawa Hiroshige III.

La muestra se divide en cuatro módulos: Textil y artes plásticas; La cochinilla, el color del poder; La cochinilla, color del poder civil, y La cochinilla en el siglo XIX.

El rojo fue el color más importante hasta la llegada del tinte de la cochinilla, comenta Paula, y precisa que entre los años 1848-50 se crea la anilina con la que se pintaban las telas, pero si llovía o se mojaba por alguna razón, era muy tóxica y aun provocaba la muerte. Por eso se la sustituyó con el ácido carmínico. Tiempo después la cochinilla fue enviada desde Acapulco hasta Filipinas, donde se compraba para usarla en Japón.

Estefani Castro, se tomó la foto en la recámara reproducida físicamente para la expo. Productos que actualmente contienen Grana cochinilla.

Como parte de las actividades paralelas a la exposición “Rojo mexicano. La cochinilla en el arte”, hay talleres infantiles para dar a conocer el proceso de extracción del color, actividades relacionadas a la pigmentación y los colores.

La exposición concluye con una serie de productos que actualmente utilizamos, comemos o bebemos en los que se utiliza la grana cochinilla y si buscamos entre los ingredientes, su clave es “Rojo natural 4”.

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.