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Desde San Lázaro. El pragmatismo de Peña Nieto. Por Alejo Sánchez Cano Destacado

29 Nov 2017
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Una vez más quedó demostrado el pragmatismo del presidente Peña Nieto al seleccionar a José Antonio Meade como precandidato  presidencial del PRI, por encima de otras opciones que representaban en su plenitud al tricolor, pero que de ninguna manera garantizaban el triunfo.

En una  las decisiones  más importantes del presidente no se equivocó, al contrario tuvo la madurez,  la sabiduría y el tino  para escoger al mejor hombre que, a pesar de  no ser militante, logró vencer a todos y quedarse con el honor de abanderar la causa del Revolucionario Institucional.

Desde cuándo se preparó su candidatura, en mi opinión fue en el momento que Peña decide nombrarlo secretario de Sedesol y con ello incorporarlo a la dependencia más importante en cuanto a la operación de los programas sociales y el conocimiento profundo y de primera mano sobre la pobreza y la marginación. Con esta responsabilidad se avocó a recorrer el país y fue este encuentro con la desesperanza lo que seguramente lo sensibilizó aún más sobre el  reto que iba a enfrentar en el futuro.

El presidente tenía a sus preferidos en la lupa, Aurelio Nuño, Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Ávila. El primero apoyado por el  poderoso Luis Videgaray y su vasto grupo, en contraparte,  el secretario  de gobernación tejió un bloque tanto al interior del gobierno como en los propios medios de comunicación, sin embargo, ninguno de los dos tuvieron  los méritos suficientes  para ganarse la distinción de la candidatura. En cuanto a Eruviel, pues no alcanzó los resultados que alcanzó su antecesor.

Se hablará hasta el cansancio sobre las razones que tuvo el fiel de la balanza por inclinarse por Meade, lo cierto es que dejó atrás sus filias, preferencias y afectos para dar pasó a la razón, al análisis sobre el entorno tan adverso que trae su partido y él mismo en el ánimo de la población.

Sin duda también evaluó a sus adversarios,  a Andrés Manuel López Obrador, al Frente Antidemocrático contra México y a los independientes, por lo que llegó a la conclusión que para enfrentarlos y vencerlos requería un candidato con las características que le puso en charola de plata, José Antonio Meade Kuribreña.

Decimos que el presidente dejó atrás lo que le dictaba el corazón y la amistad por el pragmatismo que él ha creado en una cosmovisión muy personal sobre lo que es la política y el ejercicio del poder. Si Meade representaba más fortalezas y menos pasivos que los otros suspirantes, pues había que irle pavimentando el camino para que, llegado el momento, se convirtiera en una elección ganadora.

Los significados del pragmatismo lo definen como el tipo de actitud y pensamiento según el cual las cosas solamente tienen un valor en función de su utilidad. En este sentido, el pragmatismo reduce lo verdadero a lo útil y considera que la verdad del conocimiento se encuentra precisamente en aquello que tiene un valor práctico en la vida. Esta es la lógica por la que se ha conducido el presidente Peña desde que ingresó, dicho por él, a la política. De hecho las decisiones más relevantes de su carrera las ha tomado bajo este principio.

Así fue cuando eligió a su sucesor en el Estado de México, Eruviel Ávila, que a la postre no cubrió las expectativas y al final del día sucumbió ante el poder y el dinero.

Después del parto tricolor en donde ha nacido un candidato rozagante, ahora quien debe estar preocupado es el eterno puntero de las encuestas y siempre perdedor, Andrés Manuel López Obrador quien abrigaba la esperanza que fuera otro y no Meade el elegido.

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.