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Desde San Lázaro. El PRI, más competitivo con Meade. Por Alejo Sánchez Cano Destacado

28 Nov 2017
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Hasta el momento mismo en que se dio a conocer la renuncia de José Antonio Meade Kuribreña como titular de la secretaría de Hacienda y Crédito Público, fue entonces que el priismo y la opinión pública en general salieron de dudas en torno al prospecto para candidato del PRI para la Presidencia de la República. Fueron horas de incertidumbre, de expectación, pero al final de cuentas la liturgia de la que en algún momento habló el primer priista del país, Enrique Peña Nieto, funcionó e incluso él mismo dio el banderazo de salida para que el resto de los integrantes de su gabinete se pronunciaran y mostraran simpatías por el favorecido de las “palabras mayores”.

Al final del día los despistados fueron muy pocos, las trayectorias académica, administrativa y política de Meade se impusieron y esas cualidades nadie las inventó, pues baste echar una mirada a su perfil para darnos cuenta que de los hombres del presidente, entre los presidenciables, pocos como el, en la suma de un todo, tienen los positivos de José Antonio y que seguramente fueron decisivos a la hora de concluir con todo un ritual como los que se acostumbran en las esferas del poder.

Es probable que a partir de ahora, en su etapa de precandidato y luego como candidato, José Antonio tenga que hacer caso a consultorías de imagen, prepararse con rounds de sombra para afrontar debates o incluso para destacar sus recursos oratorios, pero en todo esto lo que mayor respaldo le dará será su don de gente, de hombre sencillo y de contar con una familia sólida y unida, de ser un ciudadano identificado con los sueños de la mayoría de los mexicanos, de lucha y echado para adelante y eso, en principio, será una gran ventaja en tiempos electorales.

Es cierto, Meade Kuribreña no es el típico político de encumbrada trayectoria partidista, ni se le conoce por ser un orador nato o pertenecer a grupos de la nomenclatura priista, pero a cambio se le conocen cartas credenciales que lo visten y presentan como un hombre de fama pública, preparado y con la experiencia suficiente para no solo encabezar a una fuerza política como el PRI, sino para hacerla más competitiva y, por ende, aspirar a ser primer mandatario del país.

Serio y discreto en lo privado, sin nada que esconder y sí mucho que presumir, con valores muy arraigados como la honestidad, la superación y la palabra comprometida, Meade busca el respaldo de un partido político, o de varios, sin ser militante, para alcanzar la silla presidencial, pero para nadie es desconocido que su mayor fortaleza es ser un ciudadano más, por lo que dar la cara por todos ellos y representarlos será el mayor de sus retos.

No está solo, su mejor apoyo es su experiencia como servidor público, ya que durante dos décadas ha cabildeado las causas del país, sea como secretario de Energía, dos veces en Hacienda, de Relaciones Exteriores o de Desarrollo Social, y en cada cartera ocupada ha logrado hacer equipo con grupos empresariales, con sectores religiosos, en el mundo de la academia, con la sociedad civil, con la administración pública y privada, con casi todos los sectores de la población, e incluso su fama ha trascendido fronteras al establecer buenas relaciones con la diplomacia y líderes políticos de nivel mundial.

Conoce el país y sus problemas, y también lo conocen por su bagaje intelectual, político y administrativo, lo que en suma lo ponen en la antesala de la silla del águila sin todavía inscribirse como candidato. Es José Antonio Meade, hombre institucional.

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.