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Desde San Lázaro. Las ocurrencias del Peje. Por Alejo Sánchez Cano Destacado

06 Nov 2017
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Cada vez que Andrés Manuel López Obrador abre la boca para hacer propuestas en lugar de culpar de todo a la mafia del poder, es solo para decir pendejadas, tal vez por eso evita hacerlas.

La última, la de pretender descentralizar las dependencias del gobierno a entidades en donde las actividades que desarrollan son más afines a ellas. Tal vez en el papel la idea suene bien y hasta romántica, sin embargo llevarla a cabo tendría enormes repercusiones económicas, funcionales,   y de operación,  tanto para el erario público como a las mismas familias en la cuales varios de sus miembros trabajen en el sector público.

A pesar de que ahora El Peje ya ha recorrido algo de mundo no se ha dado cuenta que no hay un solo caso de éxito en el cual se justifique que la descentralización de las dependencias de gobierno a las provincias sea una buena decisión.

Como dice el experto en políticas públicas y coordinador de asesores de Margarita Zavala, Demian Sánchez Yeskett. El primer problema que representaría tal medida es el costo   del  cierre de oficinas, así  como el de apertura. La logística requerida para trasladarlas también presenta un reto mayúsculo. De igual manera mover a 1.7 millones de personas que trabajan en la administración pública federal con sus familiares a sus nuevos centros de trabajo implicaría un gasto que ningún presupuesto podría aguantar.    

La infraestructura urbana que requiere soportar y dotar de los servicios básicos a esta población es enorme. Son contadas las ciudades en el país que pudieran resistir este embate humano sin sufrir un menoscabo importante en la calidad de vida de sus actuales moradores.

López Obrador también amenaza con crear nuevas secretarías como la de Minería, de Pesca y de Ganadería, tal vez pensando que ello no aumentaría el gasto de la burocracia.

Pero vamos a presumir que AMLO logra cristalizar su idea de la descentralización. Imaginemos los miles de viajes que se requieren para establecer tan solo  la coordinación entre dependencias del gobierno federal. Supongamos que se tiene que hacer una reunión de cualquier tema en la cual se requiere el concurso de varias dependencias de gobierno, pues todos tendrían que viajar al sitio de la reunión para llevarla a cabo y al término regresar a sus lugares de destino y al otro día hacer lo propio para ir a otra junta en donde esté asentada la secretaría que haya convocado la reunión. La idea del Peje atenta contra la coordinación, la eficiencia y el ejercicio escrupuloso de recursos humanos y económicos

Ya en el seno familiar,  veremos que  un  padre trabaja en el gobierno y la madre en el sector privado. Qué decisión tomarían para mantener el seno familiar. Moverse todos; renunciar a su empleo o dejar a los hijos a su suerte.

¿Cuántos burócratas pedirían su retiro para no ser trasladados. Habría el suficiente presupuesto para pagar las liquidaciones?

Y después que pasaría en la CDMX al repentinamente quedar vacantes millones de metros cuadrados de viviendas y oficinas, al tiempo de impactarla brutalmente con dejarla sin la fuerza de consumo que representa varios cientos de miles de servidores públicos.

En el mundo se ha privilegiado la idea de concentrar las oficinas de gobierno federal en un solo lugar como Basilia, Ottawa o Washington D.C. en lugar de pulverizar su presencia a lo largo del territorio nacional.

López Obrador debería prepararse mejor o por lo menos rodearse de asesores mejor calificados en lugar de ratas y tránsfugas y así estar en condiciones de hacer propuestas viables, creativas y sobre todo que acarreen algún beneficio al país,  en vez de pretender dar saltos al vacío, proponiendo acciones que ya en el pasado demostraron su fracaso.

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.