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Desde San Lázaro. La decisión más difícil del Presidente. Por Alejo Sánchez Cano Destacado

02 Nov 2017
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Cierto, a lo largo de los cinco años que lleva su administración, el presidente Enrique Peña Nieto ha tomado todo tipo de decisiones, dependerá del crisol de la historia, calificarlas, sin embargo hay una que no solo repercute en los fines para los que fue tomada, sino trasciende en los años.

Es la elección que hará sobre el candidato del PRI para competir por la presidencia de la república, decisión que per se no le garantiza el triunfo, pero si puede ponerlo en la ruta de estar a la altura de la competencia electoral que se avecina y que representa retos formidables para el proyecto que encabeza.

Desde Carlos Salinas de Gortari no se había ejercido ese privilegio, el de, como fiel de la balanza, tener el voto de calidad y definitivo para elegir al candidato. Volvimos a vivir el ritual del tapado. Escuchamos nuevamente la liturgia priista con Peña Nieto.

Salinas ejerció esa regla no escrita dos veces, primero se pronunció por Luis Donaldo Colosio y después por Ernesto Zedillo.

Posteriormente, vino la alternancia y durante 12 años de gobiernos panistas, ya no se practicó la atribución presidencial, aunque Vicente Fox y Felipe Calderón quisieron replicarla pero no pudieron en virtud que esa práctica no está en el ADN del PAN.

Ahora el presidente Peña rescata ese privilegio que tiene el primer priista del país y con esa investidura se apresta a tomar la decisión más difícil de su sexenio.

No solo debe evaluar los principales atributos personales, académicos y perfiles profesionales, además claro está del expertis como servidor público, sino también debe asegurarse que el hombre elegido tenga la capacidad política- administrativa y poder de convocatoria entre la sociedad, para garantizar que, por ejemplo, las reformas estructurales y las grandes obras de infraestructura, como el nuevo aeropuerto, se terminen de implementar y concluir.

La lealtad sería otro atributo que se busca para elegir al sucesor y para ser muy sinceros los anteriores presidentes emanados del PRI no han salido muy bien librados en este tema, basta recordar los pleitos que mantienen hasta la fecha Salinas y Zedillo.

En conclusión, el reto es elegir al hombre que pueda ser competitivo electoralmente, al tiempo de contar con la certeza de que será un presidente a la altura de las circunstancias.

Peña Nieto en las respuestas que recientemente ha dado sobre el tema de la sucesión, en las más recientes entrevistas que se le han hecho, deja vislumbrar que ya se acerca el tiempo de la unción del candidato y si bien es cierto que se tiene hasta el 14 de diciembre, según los tiempos que marca la ley electoral para registrar a los precandidatos, también es una realidad que el tiempo corre en contra del PRI y el fuego amigo y enemigo que están recibiendo los cuatro finalistas, Meade, Narro, Nuño y Osorio se incrementa con el paso de los días.

Los cuatro entraron a una espiral de desgaste personal por su posible candidatura y en la medida que se retrase la decisión, incidirá directamente en el desgaste personal.

Otra variable que obliga a que él presidente Peña haga pública su decisión en este mes, es que además de AMLO ya están perfilados Ricardo Anaya y Margarita Zavala, por lo que solo faltaría el candidato del PRI para definir la contienda.

Y como se aprecia será a cuartos la elección y no a tercios como apuntan los analistas, sin embargo este punto es harina de otro costal, lo relevante ahora para el PRI es que empieza la verdadera cuenta regresiva y por ende el presidente Peña enfrenta la decisión más relevante de su sexenio.

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El apunte del director

  • JUNIO 2025

    Los resultados de la jornada electoral judicial puso en su verdadera dimensión el poder de convocatoria del oficialismo ante los electores que fueron, en el mejor de los casos, indiferentes a la reiterada  convocatoria de la presidenta Sheinbaum y de las voces del morenismo y no solo eso, se observó que con todo el aparato gubernamental de los tres niveles de gobierno,  no fue suficiente para lograr una votación aceptable en el rango del 20% del padrón electoral, al contrario, tan solo fue  la base del voto duro de la 4T que oscila alrededor de los 10 millones, los que acudieron, muchos de ellos acarreados, a las urnas. Ni siquiera todos los beneficiarios de los programas sociales atendieron el llamado.

    En una elección de Estado, en donde no se escatiman los recursos del poder y del billete, no pudieron mostrar ese músculo que tanto presume en las mañaneras la Jefa del Ejecutivo Federal, quien lleva varios días justificando lo indefendible y matizando la derrota en las urnas.

    Con el voto de unos cuantos, el resultado hubiera sido el mismo, es decir, una lista de juzgadores que fueron previamente aprobados desde Palacio Nacional, sobre todo en la composición de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, en lo demás, se mantuvo cierto control sobre los circuitos en donde se toman las decisiones de peso en diversas materias, que van desde lo penal, administrativo, hasta campos especializados como las telecomunicaciones.

    El fracaso de la elección judicial solo sorprendió al oficialismo, porque para los demás estaba cantado que el abstencionismo sería en niveles inéditos del 90%, además de que, se comprobó una vez más que, la ciudadanía no es tonta y no porque se repita una media verdad un millón de veces deje de ser mentira, o más aún, de que se crea el cuento chino del México mágico y maravilloso que se pinta en la versión de la presidenta.

    87 millones de ciudadanos no sufragaron y 22 de los 35 millones que votaron por Sheinbaum en 2024, tampoco acudieron a la cita con las urnas.

    La noche de los cuchillos largos, esa en la que se llaman a cuentas a los culpables del desastre ha empezado llamar al paredón a esos gobernadores de Morena que no cumplieron con sus cuotas de votantes como fue el caso de los gobernadores, de Sonora, Baja California, Colima, Estado de México, Veracruz y Puebla, por citar algunos mandatarios. Así que Alfonso Durazo, Marina del Pilar Ávila, Indira Vizcaíno, entre otros, se distrajeron con la cancelación de sus visas norteamericanas, en lugar de avocarse a cumplir la indicación presidencial de llevar acarreados a las urnas, sin importar el costo.

    La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana y ese es precisamente el caso dentro del oficialismo ya que la doctora emprende, primero una operación de ajuste de cuentas y luego una operación cicatriz entre sus incondicionales para cerrar filas en torno a su proyecto político.

    Otro de los culpables de la debacle es Andrés Manuel López Beltrán, el famoso Andy, quien se hizo responsable de Durango y Veracruz, con los resultados ya conocidos.

    Sorprende para muchos que el candidato a ministro de la corte, el indigenista, Hugo Aguilar Ortiz, haya rebasado por la izquierda a Yasmín Esquivel y a Lenia Batres, en virtud de que cualquiera de las dos ya se sentían presidentas del máximo tribunal, sin embargo, alguien operó para desplazarlas, lo que significa que será hasta la última parte del sexenio cuando alguna de las dos puedan comandar a la Suprema Corte, aunque si bien es cierto que a  Lenia le correspondería ser la siguiente ministra presidenta, por la votación alcanzada, lo cierto es que. alguien dentro del oficialismo y que despacha como director general del ISSSTE le jugo las contras a la presidenta para imponer a su carnala.

    Morena cede terreno en Veracruz, pierde en Durango y ello, en la antesala de las elecciones intermedias de 2027, en donde habrá elecciones en 16 entidades para elegir  gobernador, al tiempo de que se renueva la Cámara de Diputados federal y que, como están las cosas;  nadie en su sano juicio se atrevería a pronosticar la victoria del partido oficial, sobre todo porque, sus aliados políticos, PVEM y PT han comenzado el parto de los montes para dejar de mamar de la ubre oficial, para caminar con independencia.

    Así que si alguien pasa por Palacio Nacional y observa que las luces están prendidas en el ala sur, no es porque alguien tiene insomnio, sino porque continúan lamiéndose las heridas de la golpiza propiciada este 1 de junio.