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Desde San Lázaro. Ni como Noruega, ni como estaba antes. Por: Alejo Sánchez Cano Destacado

22 Mar 2024
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Desde San Lázaro. Ni como Noruega, ni como estaba antes. Por: Alejo Sánchez Cano Imagen tomada de: https://twitter.com/IMSS_BIENESTAR

Con la desaparición del Insabi se “perdieron”, por lo menos,  2 mil millones de pesos, según datos de la Auditoria Superior de la Federación (ASF), con lo que se demuestra que además de resultar uno de los fracasos de la actual administración en materia de salud pública que dejó a la deriva a millones de mexicanos, se constituyó como uno de los mayores escándalos de corrupción de la 4T.

En los hechos, esos que contrastan con el México irreal que se esboza en las mañaneras, se comprobó que las decisiones tomadas por el Jefe del Ejecutivo Federal en materia de salud, fueron erróneas en detrimento de los sectores sociales más desprotegidos y de las arcas públicas que sufrieron una merma de por lo menos 250 mil millones de pesos con la operación de ese elefante blanco que fue el Insabi, que fue creado con la finalidad de dar atención gratuita y de servicios de salud y medicamentos a las personas sin seguridad social, como lo hacía el Seguro Popular.

Hay que recordar que también existía un Seguro Médico Siglo XXI que tenía un fondo de mil 873 millones de pesos que se diluyeron al nacer el Insabi.

La promesa presidencial de tener un sistema de salud público similar al de Dinamarca, ahora para finales del sexenio, representa una de las mayores burlas para los más pobres, en virtud de que no solo  se quedaron sin el Seguro Popular, sino también sin Insabi y con la casi nula posibilidad de ser atendidos por IMSS-Bienestar por la excesiva demanda que existe por acceder a la deficiente atención que brinda este instituto.

Hay que decirlo con todas sus letras, el IMSS no se da abasto para atender toda la demanda de los derechohabientes y de otros sectores de la población que fueron metidos con calzador para ser atendidos como los jóvenes sin trabajo y los migrantes.

Si cuando empezó el actual sexenio, el IMSS ya se significaba como una institución rebasada por la demanda, ahora, cinco años y medio después está al borde del colapso, basta observar el insuficiente número de personal médico, de equipos y por supuesto el criminal  desabasto de medicamentos.

Bueno, pues a ese IMSS que estaba en terapia intensiva se le trasladaron los restos del Insabi con las consecuencias antes descritas.

Esta es la realidad de un gobierno que se jactaba de configurar uno de los mejores sistemas de salud del planeta, cuando en la realidad, ha dejado en el desamparo médico a millones de mexicanos y ahora está peor que en tiempos de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.

Y si lo anterior fuera poca cosa, existe una estela de corrupción con la existencia del Insabi que con el paso del tiempo saldrán a la luz todas las tropelías que cometieron los servidores públicos que se despacharon a lo grande, empezando por Juan Antonio  Ferrer

De acuerdo a una nota publicado por el diario La Razón y firmada por Yulia Bonilla, la ASF reportó que  el Insabi dejó una cuenta sin justificar de mil 909 millones de pesos por múltiples causas, entre las cuales destacan gastos no comprobados entre 2019 y 2022 y esta será otra herencia maldita para el IMSS-Bienestar, quien tendrá que denunciar penalmente a los responsables.

Una de las razones que dieron pie al nacimiento del Insabi a finales de 2019 fue precisamente combatir la corrupción, garantizar el abasto de medicamentos y mejorar la planificación de los recursos en infraestructura médica y que al final fueron puras mentiras que encueraron la incapacidad del gobierno federal por suplir con éxito lo que destruyeron en tan poco tiempo.

Entre ocurrencias como la creación de la megafarmacia, se le fue el tiempo al presidente y ahora a escasas 25 semanas de que se termine su gestión, todavía insiste en las mismas  falacias que pronunció  hace cerca de seis años.

El desmantelamiento de todo el sistema de salud pública que se tenía en 2018, ha causado la mayor crisis en este sector de que se tenga memoria y que, con la pandemia por Covid-19, se recrudeció el problema que será uno de los mayores retos para la próxima presidenta de México.

De hecho,  este gran escollo  con el de la inseguridad pública, serán motivos suficientes para quitarle el sueño a la sucesora de AMLO y que tiene que dar resultados palpables los primeros 100 días  de su administración, so pena de perder el capital político con el que inicia su sexenio. 

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El apunte del director

  • Octubre, 2025 

    Fundada preocupación existe en Palacio Nacional ante las señales ominosas que están ocurriendo en la capital del país por la violencia que ocurre en el bachillerato, en particular en los CCH y Preparatorias y por supuesto en el nivel superior de la UNAM, además de que el IPN vive en su dinámica social muy particular un caldo de cultivo para generar violencia.

    Las llamadas anónimas sobre la existencia de artefactos explosivos en diversos campus de la Casa Magna de Estudios y los grupos violentos que mancharon la marcha conmemorativa del 2 de octubre, ante la pasividad y complacencia de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la CMDX, son alertas que  vislumbran la gestación de una eventual estrategia de desestabilización con miras al mundial de futbol a celebrarse el próximo año en tres países, México, Estados Unidos y Canadá, en donde la inauguración será en la Ciudad de México, además de la celebración de otros cuatro partidos de ese deporte.

    El gobierno de la presidenta Sheinbaum no solo debe estar preocupada y ocupada ante la incapacidad de Clara Brugada por gobernar la metrópoli, sino, por esos atisbos de violencia que se dejan ver en varios campus universitarios y de bachillerato que parecieran ser hechos aislados, pero que en realidad son actos   articulados por alguien que actúa bajo la consigna del terrorismo para la desestabilización social.

    Las áreas de inteligencia del gobierno deben tener en estos momentos información  suficiente sobre la mano que mece la cuna en torno a estos últimos sucesos que han ocurrido en la capital del país, como por ejemplo, la infiltración del bloque negro en la manifestación que ocurrió el martes en apoyo a Palestina, en donde pretendían replicar la violencia del 2 de octubre, sin embargo, la policía capitalina los puso en orden y ello no significó que el gobierno fuera represivo, sino tan solo garante de la seguridad y el respeto al estado de derecho.

    El gobierno federal como el de la capital, deben estar muy atentos para medir el pulso social que prevalece entre los mexicanos, por lo que la presidenta Sheinbaum debe evitar seguir incendiando la pradera con discursos de odio que fomentan la polarización entre los mexicanos.

    Más allá de las expresiones psicológicas y de exclusión que permean en la juventud que da pie a manifestaciones sociales de pertenencia a determinado grupo con rasgos de personalidad muy parecidos como los “Incels”, diremos que las autoridades de la UNAM y del gobierno capitalino enfrentan altos  niveles de violencia entre los estudiantes   que de no atenderse con prontitud y atingencia, podría ser justo el caldo de cultivo para escalar el conflicto a niveles insospechados y que se tienen muy presente con el movimiento del 1968.

    Como mera especulación surge la interrogante, ¿quién podría estar interesado en desestabilizar a México? y cuya respuesta en automático podría ser el mismo crimen organizado, quien, afectado en sus intereses, aplica una contra ofensiva contra la estrategia de seguridad de la presidenta Sheinbaum y operada por Omar García Garfuch.

    Mientras no se deslinden responsabilidades y se esclarezca el móvil y los autores intelectuales de los asesinatos de los dos colaborados más cercanos de Clara Brugada, se tejen todo tipo de especulaciones.

    Las autoridades universitarias y capitalinas están rebasadas ante el fenómeno de la violencia, por lo que deben aplicarse para atender esta problemática que ya causó pérdidas humanas y que, de seguir así, estaríamos lamentando otras tantas.

    La niñez y la Juventud está expuestas ante toda clase de peligros y más ahora con la irrupción de drogas sintéticas muy adictivas y a la mano de todos y si a ello le agregamos el ambiente violento que se vive en la calle y en las escuelas, además de la presencia del crimen organizado y otros grupos de enorme poder económico que los acechan, pues en menudo lio está el país.    

    El gobierno capitalino enfrenta un problema de autoridad ante los actos violentos registrados en marchas y manifestaciones, al tiempo de que se normalizan las agresiones contra la policía.

    Los hechos violentos ocurridos en la Ciudad de México han puesto en evidencia la escasa preparación que tuvieron las fuerzas del orden para preservar la seguridad al carecer de órdenes claras de operación, esquemas de maniobra definidos y equipos especializados para extraer a quienes generen violencia durante las protestas.

    Los protocolos de actuación de la policía y de las autoridades capitalinas como Cesar Cravioto, secretario general de gobierno, encueraron la incapacidad para atender la violencia y los actos vandálicos que se dan en este tipo de movilizaciones al amparo y cobijo del cúmulo de participantes.